La tortura nuestra de cada día

Hoy en este espacio, quiero compartirles una opinión editorial que escribí para el periódico El Norte, de grupo Reforma, y que publicaron hoy, sobre la reciente visita de Juan Méndez, Relator de la ONU sobre la tortura, a la ciudad de Monterrey. Al final del texto, podrán encontrar el informe completo que elaboramos desde el Centro de Derechos Humanos sobre la tortura en Nuevo León.

 

La tortura nuestra de cada día

DESDE EL BLOG / Fernando Elizondo García

01 May. 2014

El pasado domingo 27 de abril llegó a la Ciudad Juan Méndez, relator de la ONU sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.

Ese día tuve la oportunidad de reunirme con él para presentarle un informe que hicimos desde el Centro de Derechos Humanos de la Facultad Libre de Derecho sobre la situación del tema en Nuevo León.

El informe, entre otras cosas, hace un recuento de los casos de tortura que la Comisión Estatal de Derechos Humanos documentó en el 2013, y muestra datos como el número de casos, los métodos de tortura utilizados, la finalidad con que se comete y las autoridades involucradas, entre otros.

De acuerdo con las cifras identificadas a través del informe, durante el 2013 hubo 43 casos documentados de tortura.

Si partimos de la base de que en México sólo alrededor del 10 por ciento de los delitos se denuncian, entonces debemos concluir que hubo al menos 430 casos de tortura en el 2013 en Nuevo León, más de uno al día.

De los 43 casos de tortura, el informe da cuenta que en al menos 38 de ellos la finalidad con que se cometió era obtener una confesión o investigar un posible delito.

Además, en 30 de los casos, la autoridad que la cometió fue la Procuraduría General de Justicia a través de la Agencia Estatal de Investigaciones. En otras palabras, casi el 70 por ciento de la tortura en Nuevo León es perpetrada por la PGJ.

¿Por qué tiene que importarnos todo esto?

No es casualidad que sea la autoridad encargada de la investigación de los delitos la que comete la mayor parte de la tortura.

Y menos, si vemos también que ésta se comete para obligar a alguien a confesar un delito o a proporcionar información que se requiere en alguna investigación criminal.

Estos datos muestran que el uso de la tortura como medio para investigar y perseguir los delitos forma parte de la política de seguridad del propio Estado.

Es verdad que Nuevo León ha sido escenario de algunos de los episodios más sangrientos de la llamada guerra contra el narco. Es verdad también que los índices de inseguridad y violencia que hemos visto en los últimos años son verdaderamente alarmantes.

Es lógico, por lo tanto, que como sociedad estemos hartos de vivir con temor y que exijamos a las autoridades que nos regresen la tranquilidad.

Pero, ¿a qué precio?

Los datos del informe muestran que la autoridad está dispuesta a entregar resultados. Y para ello están dispuestos a detener, golpear, ahogar, electrocutar y quemar a quien sea necesario con tal de perseguir delitos, incluyendo, en muchos casos, a personas inocentes que, para detener el sufrimiento al cual son sometidos, son capaces de confesar lo que sea.

La tortura como método de investigación criminal, más que lograr atrapar a los responsables de los delitos, fabrica delincuentes a diestra y siniestra.

Pero mientras la autoridad pueda reportar números de detenciones y presentar a los criminales a los medios de comunicación, nosotros como sociedad no protestaremos por la forma en que lo hagan. ¿El fin justifica los medios?

Debemos entender que esta estrategia de seguridad de nuestro Gobierno actual basada en la tortura y la violencia no nos llevará a ningún lado. Estamos arrestando y procesando a gente muchas veces inocente que a base de golpes se vuelve criminal.

Esos “criminales” después llenan nuestras prisiones, que más que prisiones son verdaderas escuelas del crimen. Y una vez que esos “criminales” salen libres, ahora sí saben cómo y están dispuestos a cometer delitos.

Gandhi alguna vez dijo: “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego”. Pues bien, si combatimos violencia con más violencia, quién sabe en dónde vamos a parar.

El informe completo está disponible en cdh.fldm.edu.mx/publicaciones

El autor es editorialista invitado y director del Centro de Derechos Humanos de la Facultad Libre de Derecho.

reescribiendoderechos.wordpress.com

Leer más: http://www.elnorte.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=25639#ixzz30ToOWGFP

 

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